El placer es la recompensa por la ejecución de un fin que le es apetecible a nuestra naturaleza, si se tiene hambre, el hecho de comer proporciona gusto al que se alimenta, pero una vez saciado, el pacer se extingue. Siendo el comer una necesidad vital, probemos una un poco más fútil: el desear un bien material; El problema de perseguir dichos placeres no vitales de la vida es que funcionan bajo el mismo pretexto, e ir alimentándolos con afán, y peor aun, como excusa de búsqueda para la felicidad, es carrera vana, pues solo estaríamos satisfaciendo las necesidades cambiantes y fugaces del hombre como ser que busca escapar del sufrimiento o el tedio, acobijándose en tan solo pequeños gustos que no le proporcionaran nada seguro más que en sí mismo.